viernes, 3 de septiembre de 2010

A los arboles de la Manuel Enrique Araujo.

Arboles que observan y callan el descontrol de todo un pueblo
Que fuman la pipa de la Gas día y noches todos los años.
Cuyas cortezas emulan la pigmentación exacta de las almas que habitan esta ciudad.
Los veo y me miran, mueven sus ramas y guiño mis ojos, me explican que siempre será así!
Hojas verdes fluorescentes que avisan el destino de este nuestro mundo de cromo.
Arboles hidratados de lluvias acidas y “miados” yo tengo la fe de que un día tengan el coraje
de cachetearnos y reaccionemos de una puta vez de este nuestro delirio, mientras tanto
guiño mis ojos…