sábado, 9 de agosto de 2014

La Madrugada

Ventanas de par en par, dejando entrar la bruma de su esencia en mis poros, sintiendo el frió de su indiferencia, tratando de comprender el silencio de su falda que no se movió mas para evaporar mi huelgo.
Escudriño entre mi cabeza: que tengo? que quiero? y hacia donde voy?... vuelve la calma gris en la que me fascina perderme para encontrarme una y otra vez, ahí, entre cedros mojados cuyas ramas empapadas de llanto divino son obligadas a ver el musgo que crece en ellos y la vida que pasa sobre sus pies.